El resfriado común es una enfermedad viral del tracto respiratorio superior que afecta tanto a niños como a adolescentes. Algunas particularidades del resfriado común en esta población son:

Mayor frecuencia: Los niños y adolescentes tienden a experimentar más episodios de resfriado común en comparación con los adultos. Esto se debe a que su sistema inmunológico aún está en desarrollo y no han desarrollado la inmunidad completa a muchos de los virus responsables del resfriado.

Síntomas nasales prominentes: En los niños y adolescentes, los síntomas nasales del resfriado común son más notorios. Pueden experimentar congestión nasal, secreción nasal, estornudos y picazón en la nariz con mayor frecuencia. La congestión nasal puede ser especialmente problemática en lactantes, ya que puede dificultar su capacidad para alimentarse adecuadamente.

Mayor susceptibilidad a complicaciones: Si bien el resfriado común suele ser una enfermedad leve y autolimitada, los niños y adolescentes pueden ser más susceptibles a desarrollar complicaciones. Por ejemplo, pueden presentar otitis media (infección del oído), sinusitis (inflamación de los senos paranasales) u otras infecciones secundarias debido a la propagación de los virus hacia otras áreas del tracto respiratorio.

Mayor propagación: Los niños y adolescentes, especialmente aquellos que asisten a guarderías o escuelas, tienen más probabilidades de entrar en contacto con otras personas infectadas, lo que aumenta su riesgo de contraer el resfriado común. Además, debido a la naturaleza contagiosa de la enfermedad, pueden propagar fácilmente el virus a otros miembros de la familia o compañeros de clase.

Impacto en la actividad diaria: El resfriado común puede afectar la actividad diaria de los niños y adolescentes. Puede resultar en malestar general, cansancio, irritabilidad y dificultad para dormir adecuadamente. Además, si los síntomas nasales son intensos, puede interferir con la respiración normal y la capacidad de concentración en la escuela.

En general, el resfriado común en niños y adolescentes suele ser una enfermedad autolimitada que se resuelve en aproximadamente una semana. Se recomienda proporcionar un ambiente cómodo, mantener una buena hidratación y controlar los síntomas con medicamentos de venta libre adecuados según la edad y las recomendaciones médicas. Es importante consultar a un profesional de la salud si los síntomas empeoran o persisten por un período prolongado.